Todo el mundo que tiene un restaurante conoce la importancia que tiene una buena materia prima. Sin embargo, en ocasiones, lo fiamos todo al modo en el que se cocinan los alimentos y minusvaloramos la importancia de la materia prima. Yo mismo he tropezado varias veces con esa piedra hasta que me di cuenta de mi error. Ahora, siempre tengo la ‘despensa’ llena de productos de calidad, aunque me cueste un poco más. Pero solo así se puede ofrecer al cliente la mejor cocina posible.
Y para tener la mejor materia prima disponible hay que saber comprar en el mercado y tener los mejores distribuidores. En nuestro caso, por ejemplo, uno de los platos estrella de nuestra carta es el cordero. Tener piezas de la mejor calidad es fundamental para ofrecer los mejores platos, por eso solo confiamos en cordero congelado para hosteleria servido por los distribuidores más reputados. Y no es tan sencillo como parece.
En el mercado de la distribución de alimentos para hostelería existen diversas empresas, como en cualquier otro negocio. Generalmente uno suele confiar en aquellos que conoce de primera mano o en aquellos de los que tiene buenas referencias. Pero también sucede que en ocasiones merece la pena cambiar. Y es que en ocasiones nos fijamos demasiado en el precio. Desde luego, siempre es un factor a tener en cuenta, pero deberíamos fijarnos más en la relación calidad/precio, que no es lo mismo.
Nosotros tuvimos que cambiar del distribuidor cordero congelado para hostelería porque, precisamente, quisimos mejorar en la relación calidad precio del producto. Conscientes de que uno de nuestros platos estrella era el cordero, empezamos a notar que la materia prima que nos llegaba no estaba a la altura de lo que luego nosotros pretendíamos servir a los clientes. Y aunque llevábamos varios años confiando en ese distribuidor, buscamos otro. Aunque era un poco más caro, merecía la pena porque la materia prima estaba en consonancia con lo que nosotros ofrecíamos.
Por lo tanto, una de las claves en un negocio como la hostelería también es tener un servicio de proveedores adecuado, porque al final la comida es el resultado de la combinación entre la calidad del producto y el mimo con el que se cocina.